Mi opinión
El Engaño de Petro: Promesas Incumplidas y un 2025 Marcado por la Crisis en Colombia

Enero de 2025 comienza en Colombia en un clima de incertidumbre y desconfianza hacia el gobierno de Gustavo Petro. Aunque el discurso de cambio era ampliamente atractivo al inicio de su mandato, la realidad del presente revela un panorama donde la percepción de engaño no solo ha surgido entre la ciudadanía, sino también entre analistas y expertos. Las promesas de un gobierno inclusivo y transformador están siendo desmentidas por decisiones y resultados que afectan negativamente a la nación.
Desde la llegada de Petro a la presidencia, sus políticas han mostrado fricciones crecientes con los sectores productivos y la oposición. En las últimas semanas, la situación económica ha tomado tintes alarmantes. El Banco de la República reporta un incremento en la inflación, situada en un 9.5%, parando en seco cualquier esperanza de recuperación económica para los más vulnerables. Este escenario contrasta con las promesas de Petro de generar una economía más equitativa y sostenible.
La implementación de políticas ambientadas en la transición energética ha sido una de las banderas de su gobierno, pero en la práctica ha ocasionado desafíos serios. Recientemente, una serie de intervenciones estatales en el sector minero-energético han generado desabastecimiento de combustibles en diversas regiones del país, complicando aún más la vida cotidiana de millones de colombianos. Estos desabastecimientos no solo afectan el transporte y la logística, sino que también provocan un aumento en el costo de los productos básicos.
Además de la economía, la gestión de la seguridad en Colombia se ha convertido en otra área de creciente preocupación. A pesar de las promesas de paz y diálogo, las estadísticas de violencia han mostrado un repunte preocupante en varios departamentos, con un aumento del 20% en homicidios en comparación con 2024. Esto evidencia una falta de estrategia efectiva para abordar el fenómeno del narcotráfico que, más que disminuir, parece haberse intensificado bajo su administración.
Las contradicciones en las políticas del presidente son palpables. El discurso de justicia social se ha visto empañado por la dificultad de cumplir las promesas de mejoramiento en educación y salud, reflejadas en protestas de docentes y trabajadores del sector salud que demandan mejoras salarial. La desconfianza en su liderazgo se incrementa, resultando en un dilema serio para la gobernabilidad futura.
Frente a este panorama, las perspectivas para los próximos meses de 2025 son poco alentadoras. De continuar esta tendencia, es probable que el país enfrente una crisis social y política que podría resultar en tensiones aún mayores en la sociedad colombiana. La falta de diálogo con la oposición y los sectores críticos puede llevar a un ambiente polarizado, donde la gobernabilidad se ponga en entredicho.
En conclusión, el discurso de cambio y progreso de Gustavo Petro se ve hoy envuelto en la percepción de un engaño colectivo. Las promesas incumplidas contrastan con la realidad dolorosa que viven muchos colombianos. A medida que avanza el año, es crucial que la ciudadanía y los distintos actores políticos demanden una rendición de cuentas real del gobierno, así como un replanteamiento de las políticas que hasta ahora han fallado. El riesgo de una mayor crisis política y social es evidente y, de no abordarse con urgencia, podría tener consecuencias devastadoras para el futuro de Colombia en 2025 y más allá.