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Enrique Bunbury brilló en su primera función en Colombia
El rock and roll en inglés no le debe nada al rasgueo, el desgarre y el sentimiento del rock en nuestro idioma y, Enrique Bunbury, es de esos artistas que por años se ha construido con el paso del tiempo para realmente ser un ‘showman’ como ya no los hay.
El telón rojo, los sombreros negros, los taches y la expectativa. Todas esas figuras que estaban bajo el halo de la anticipación de una noche llena de guitarras eléctricas, poderosas melodías y bajos profundos que iban a conectar con todos sus fanáticos ese sábado, 28 de junio, en el Movistar Arena.
Antes de iniciar sonaron tres campanadas. Los gritos y la emoción hicieron presencia.
Así salió la banda ‘Huracan Ambulante’. Magistralmente, como ellos saben hacer, el sonido de una danza de talento y música sírquense dio comienzo a una noche de puro ‘rock and roll’ como el de antes.
Cuando ya el público lo aclamaba, salió Enrique. Elegante, altivo y con un traje anaranjado metálico con una cruz en la espalda, Bunbury inició el espectáculo que, por dos horas, le iba a regalar a la fría y melancólica Bogotá.
‘El club de los imposibles’
Se presentó junto Huracán Ambulante, banda con la que inició su carrera musical. Foto:Néstor Gómez/EL TIEMPO
Su voz, potente, dejada y estruendosa, se anunció sin necesitar ningún tipo de presentación. Y así comenzó el baile. “Buenas noches y bienvenidos, el Huracán Ambulante presente en la ciudad de Bogotá”, exclamó Enrique, dando inicio así a una noche llena de composiciones elegantes, trompetas llenas de espíritu y letras capaces de conectar con sus seguidores.
La primera canción, ‘El club de los imposibles’, de su álbum ‘Flamingos’, retumbó en los oídos de los asistentes del recinto. El coro, fue el punto álgido, que solo presagiaba el inicio de una noche llena de baile y mucho sentimiento. “Bienvenido al club de los imposibles, de balas perdidas con siete vidas, tenemos prisa por llegar”.
Y vaya prisa que tenía Bunbury de hacer estallar el Movistar con su música.
Siguió una canción que cambió radicalmente de ritmo, pero que seguía dominando los compasees propios que hacen mover el cuerpo al ritmo del ‘Jive’. Como el ‘showman’ que es, interpretó “De mayor”, bajo movimientos de seguridad y complicidad con su público, y reafirmó porque sus seguidores, a pesar de los años, no dejan de corear sus letras.
“La vida es un cabaret, Welcome”
Al repertorio, uno muy curado por la banda y el artista, le siguió “El extranjero” que, con los sonidos propios de un cabaret, resonó en el escenario. “Me siento en casa en Ámerica”, exclamó Enrique, acompañado del piano que toca prodigiosamente Copi Corellano, y de la trompeta de Javier Íñigo, que hicieron del Movistar una gran fiesta.
Carismático, Bunbury se movía por el escenario. De un lado al otro interactuaba con su público, conectaba, se emocionaba. Con sus poses, esas que recuerdan a las grandes estrellas del rock and roll de antes, fijaba el dinamismo de una noche a la que no le faltaría ni un minuto de goce.
Interpretó canciones de su primer álbum ‘Radical Sonora’ y de su último disco ‘Cuentas pendientes’. Foto:Néstor Gómez/EL TIEMPO
Al ritmo de la música danzaban sus manos. Las gafas de sol le daban el toque de soberbia necesaria para su presentación. Lentamente, aminoró el ritmo. Así sonó “Desmejorado”, que recuerda el despojo que queda en la vida luego de un amor fallido. Y como, a pesar de todo, “el gran teatro del mundo debe continuar”.
Cuando finalizó, exclamó “Bogotá, muchas gracias, de verdad es un inmenso placer estar con ustedes. Es siempre un inmenso placer cantar aquí para ustedes”.
Y es que no es para poco, la banda, Huracán Ambulante, hace 20 años no se reunía y tocaba con Enrique Bunbury. Después de tanto tiempo regresaron para presentar de nuevo un repertorio juntos. Y vaya, que repertorio.
Todavía quedan ‘Cuentas pendientes’
Así inició la algarabía de su último disco. Con ‘Te puedes a todo acostrumbrar’, dio el pitazo incial con el que interpretaría sus últimos éxitos.
Bunbury, oriundo de Zaragoza, España, desde ‘Radical Sonora’, su primer disco publicado en 1997, hasta su último álbum ‘Cuentas pendientes’, que lanzó el 25 de abril de este año, juega con el talento y la creación artística que construyen narrativas capaces de conectar con sus fanáticos, a pesar del paso de los años.
Y es que tal vez sea ‘Cuentas pendientes’ su proyecto más cercano a los ritmos autóctonos que representan lo latino.
La mezcla de rancheras, boleros, cumbias y el son cubano, hacen que confluyan entre sus letras la pasión de los viejos amores, las tristezas de lo que quedó atrás y la convicción de que a veces “te puedes a todo acostumbrar, incluso a lo peor”.
Ímpetu y ‘performance’
Más cómodo ya con el público, se quitó la parte de arriba de su traje y continuó con el ‘show’. Interactuó todo el rato con el público, no dejó espacio al desánimo. ‘Para llegar hasta aquí’, un bolero, fue la siguiente canción, que rememora las dificultades de la vida.
El público desgarrado, dolido, gritaba cada canción que la banda tocaba. ‘Me calaste hondo’, que atrapa el sentimiento de un amor que ya se acabó, se unió prodigiosamente con la banda que no dejó de rugir en ningún momento.
“Con esta canción se puede decir que se inició el germen de esta banda en el 97′, con ese primer álbum que se llamó Radical Sonora”, aseguró Enrique antes de interpretar ‘Big-Bang’. Su canción que se puede ubicar en el espacio tiempo como el “principio de todo”.
Con sus ritmos más experimentales, rozando con lo más psicodélico del rock y el bajo y los sonidos de los sintetizadores, la guitarra eléctrica enalteció los ánimos de nuevo. Llevó a sus fanáticos a esos inicios de su carrera, dónde la experimentación de sus composiciones atrapaba la atención del que lo escuchara.
Bunbury hizo bailar a los asistentes del Movistar Arena durante dos horas de concierto. Foto:Néstor Gómez/EL TIEMPO
El comienzo del final
Dos horas. Enrique cantó por dos horas sus éxitos más conocidos. Y es que es difícil reducir a simples 120 minutos sus 28 años de carrera y sus 12 discos que ha compuesto.
Así sonó ‘Alaska’, de su disco ‘Greta Garbo’ del 2023. Con las figuras de dos lobos en los visuales en las pantallas, Bunbury afirmó que cuando “una puerta que se cierra, otras siguen abiertas y puedes salir y volar”.
No paró y continuó con ‘Enganchado a ti’ y ‘Lady Blue’. De esta forma, Enrique se empezaba a despedir. Y las luces, y la guitarra, y las trompetas, aviavaron de nuevo el sentimiento de lo que dejaba una noche llena de ‘rock and roll’ y pura emoción.
“Ha sido un inmenso placer cantar para todos ustedes esta noche. No se olviden de nosotros”, afirmó Enrique, antes de bajarse del escenario.
Y como el final nunca es el final, volvieron a salir.
Cantó, bailó y convirtió el escenario del Movistar en su sala de ensayo. ‘Parecemos tontos’, ‘Serpiente’ ‘…Y al final’ fueron sus elecciones para el cierre.
Dedicando la última, anunció su interpretación final. “Permite que te invite a la despedida”, coreó con lo último que le quedaba.
Y así fue su adiós, uno en el que Enrique Bunbury se despidió de su público dejando un espectáculo ensordecedor, que rememoró los éxitos que enmarcan el prodigio de su larga carrera musical.
LAURA JULIANA LÓPEZ BENITO-REVOLLO
ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA