Economia
entrevista a exministro de Hacienda José Manuel Restrepo
Las consecuencias del manejo actual de la política económica del país, si bien están teniendo un impacto negativo que se refleja en un déficit fiscal proyectado para este 2025 del 7,1 por ciento, un crecimiento en el nivel de la deuda del país, el más elevado en las últimas décadas y un gasto desbordado, también constituyen en una herencia perversa para el gobierno que llegue.
Es una “una herencia maldita en materia fiscal”, según lo calificó José Manuel Restrepo Abondano, exministro de Hacienda, de Comercio Exterior y hoy rector de la Universidad EIA, en entrevista con EL TIEMPO, quien también llamó la atención por la fuerte dinámica que está teniendo el gasto público, en especial, el de las ‘corbatas públicas’, como lo denomina él.
Dice que bajo ese panorama, será muy difícil que se pueda sacar adelante una reforma tributaria como la que anunció el Gobierno en reciente oportunidad. “Es inaceptable aprobar una reforma tributaria cuando el Ejecutivo tendrá un margen de más de 240 billones de pesos adicionales ente gasto y deuda entre el 2025 y el 20262, puntualizó el rector de la Universidad EIA..
¿Qué es lo que más está endeudando al país?
Sin duda, los gastos de funcionamiento, que lo están haciendo en promedio anual entre 2023 y 2025 al 20 por ciento, con una tasa de crecimiento país entre 0 y 3 por ciento. Ahí lo que hay es una fuente gigantesca de gasto y esa razón lleva a ese nivel de endeudamiento. Lo otro es el abuso en los déficit fiscales, por eso era tan importante suspender la regla fiscal en la medida que se pierde el control sobre el déficit fiscal, luego permitir déficit más altos siempre es sinónimo de deuda para más adelante.
El Congreso tendrá la tarea de discutir y aprobar una segunda reforma tributaria al actual gobierno. Foto:Johnny Hoyos
En su opinión, ¿cómo se comporta el gasto de funcionamiento y de burocracia?
En burocracia se puede decir que las órdenes de prestación de servicio (OPS), que son las corbatas que hay en el sector público, comparado 2022 con 2025, están creciendo un 50 por ciento y los servidores públicos también lo hacen de manera desbordada, basta ver las cifras de la nómina que crecen entre 2023 y 2025 a un promedio anual también del 20 por ciento, lo cual es muy significativo.
Con esas dinámicas, ¿qué tan factible es que una nueva tributaria tenga el éxito esperado?
Esa reforma, en mi opinión, es absolutamente imposible de lograr, creo que es un pajarito en el aire del Gobierno actual; veo inviable que en este escenario político el Gobierno logre aprobar un proyecto de esa naturaleza y creo, además, que es inaceptable aprobar una reforma tributaria cuando el Ejecutivo tendrá un margen de más de 240 billones de pesos adicionales ente gasto y deuda entre el 2025 y el 2026. Lo que tiene que hacer es apretarse los pantalones porque nadie entendería que, a parte de que aumentaron el déficit y la deuda hasta llevarlos a los niveles históricos más altos en 2025 y 2026 en simultanea se necesite una tributaria, lo cual es un exabrupto. Eso lo único que significaría es una tributaria para financiar el derroche.
¿Las alertas de las calificadoras con la rebaja de notas es suficiente para que se reduzca el gasto desenfrenado?
Desafortunadamente creo que el Gobierno no tomó atenta nota de los reclamos y críticas que hacen las calificadoras en sus declaraciones escritas. Si se analizan con cuidado tanto la de Moody’s como la de S&P se encuentra que la primera dice que ven con preocupación que por primera vez no hay un escenario de manejo de política fiscal prudente por haber suspendido la aplicación de la regla fiscal; encuentra también, que el país tiene un gasto, un déficit y deudas desbordadas, algo sobre lo que el Gobierno no toma nota.
El tercer reclamo es sobre el aumento en exceso de los intereses pagados en deuda con relación a los ingresos que están por encima de la mediana de los países Baa, es decir, del promedio de nuestra categoría de riesgo en términos de la relación intereses vs. ingresos. El Gobierno, pienso, no va a tomar nota de esto y más bien utilizó la suspensión de la regla fiscal para desbordar el derroche y el gasto y le deja al gobierno siguiente una herencia maldita en materia fiscal.