Colombia
España suma otra denuncia de un superviviente de la tragedia de El Tarajal ante el Comité de la ONU contra la Tortura: “Lo hago por quienes murieron”
El logotipo de un neumático fue el único recurso que encontró Brice O. para mantenerse a flote, aunque no por mucho tiempo. El 6 de febrero de 2014, aproximadamente 200 migrantes intentaron cruzar nadando de la playa marroquí de Castillejos a El Tarajal, en Ceuta. De pronto, escuchó disparos desde el lado español y sintió que algo fuerte caía cerca de él, “como si se arrojara agua sobre brasas”. La situación se tornó peligrosa y no tardó en encontrar dificultades para respirar. Cada vez que abría la boca, el agua entraba en su cuerpo, y su improvisado flotador parecía inútil. El terror lo invadió y pensó en su posible muerte. Sin embargo, poco después, sintió un golpe en su ojo izquierdo y logró salir del agua.
Al llegar a la orilla, un dolor agudo en el pecho le dificultaba respirar, y su ojo comenzaba a hincharse. Sufrió un impacto de una bala de goma y respiró el gas que los agentes habían lanzado al agua, aunque solo más tarde tomó conciencia de ello. En la playa vio a varios amigos sin vida a los que había acompañado hasta Marruecos. Posteriormente, las autoridades marroquíes lo subieron (este es un nombre ficticio) a un autobús con otros y lo llevaron a un hospital. Allí, a pesar de la hinchazón, no recibió tratamiento para su ojo, y a raíz de eso perdió casi completamente la visión.
En el hospital, los sobrevivientes comenzaron a buscar a sus compañeros, pero muchos de ellos ya no estaban. La historia de Brice O. es solo una representación de lo que ocurrió hace 11 años en la llamada tragedia de El Tarajal, en la frontera entre Marruecos y España, que resultó en la muerte de 15 personas. Actualmente, este joven camerunés ha decidido dar un paso más y, con el respaldo del Centro Europeo para los Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR) e Irídia (Centro para la Defensa de los Derechos Humanos), ha presentado una denuncia a España ante el Comité de la ONU contra la Tortura “por no cumplir con su obligación de prevenir, investigar y reparar los abusos sufridos”.
“Sin duda, hubo más muertes de las que se reportan, tanto por parte de España como de Marruecos. Están quienes nunca fueron identificados, aquellos amigos que estaban con nosotros al inicio de ese día y que nunca volvimos a ver. También había mujeres y niños en el grupo al principio, y que luego no encontramos ni en la playa ni en los hospitales,” recuerda Brice O., quien permaneció en Marruecos hasta 2019, cuando finalmente pudo presentar una solicitud de protección internacional ante ACNUR, que más tarde le concedió el estatus de refugiado. Ese mismo año, el joven fue reubicado en Canadá, donde actualmente reside y estudia cinematografía y producción.
Su queja se une a la presentada en diciembre pasado por otro sobreviviente, Ludovic N., también camerunés, quien solo tenía 15 años cuando ocurrió la tragedia en El Tarajal, y actualmente vive en Alemania.
Las organizaciones humanitarias que han apoyado a Brice O. enfatizan que “las autoridades españolas no hicieron ningún esfuerzo por identificarlo y contactarlo como víctima, ni por informarle sobre la investigación en curso”, lo que, afirman, implica “una violación de sus derechos bajo la legislación española, europea e internacional”. Y esa “falta de investigación efectiva por parte de España” sobre lo ocurrido hace 11 años ha llevado al joven a buscar justicia ante el Comité de la ONU contra la Tortura.
“Todos los que sobrevivimos al 6 de febrero de 2014 tenemos dificultades para hablar de ello, pero yo lo hago en memoria de mis hermanos, Martin, Kenzo y Dakole. Y por todos los demás, aquellos que conocí y aquellos a quienes no, y por todas las familias”, concluye.
Tanto ECCHR como Irídia consideran que España “tiene ahora la oportunidad de hacer justicia por los abusos sufridos por Brice O., y por muchas otras personas migrantes” que esa jornada en El Tarajal.
Brice O. también ha enfatizado la importancia de un esfuerzo conjunto para “luchar contra la violencia en las fronteras”, con el objetivo de lograr que, en un futuro cercano, cualquier persona pueda moverse de manera segura de un lugar a otro.
Las ONG mencionan que la gran mayoría de los migrantes que llegan a Europa desde África lo hacen por rutas inseguras e ilegales, arriesgando sus vidas en embarcaciones inadecuadas, dado que, incluso si cuentan con medios económicos, no pueden cargar sus pertenencias, sueños y aspiraciones para abordar un avión. Esto se debe a que, como indica un informe de Irídia y Novact sobre las violaciones de derechos de los migrantes que ingresaron por vías irregulares a España en 2021 y 2022, no pueden solicitar asilo en los puntos fronterizos ni conseguir visados en sus países de origen, entre otras razones.
En este contexto, las organizaciones recuerdan que el 24 de junio de 2022, 40 personas migrantes murieron y otras 80 desaparecieron al intentar saltar la valla de Melilla, y a pesar de ello, “la Fiscalía decidió archivar la investigación meses después, al no encontrar indicios de delito en la actuación de los agentes de las fuerzas de seguridad del Estado”.