como en el lejano oeste, ¡duelo… de estilos! (Meluk le cuenta, opinión)

La final de la Liga es un duelo de esos de las películas del lejano Oeste. El título de la comarca es demasiado grande, pero en él solo cabe uno de los dos. Santa Fe y Medellín, este martes en El Campín, firmes, frente a frente, clavándose las miradas en un duelo en el que solo uno impondrá su ley.

A un lado, Santa Fe, con la pólvora caliente, siempre listo para disparar primero. Al otro, Medellín, más frío, calculador, con la vista fija en el gatillo del rival.

Santa Fe apela a su contundencia

Estilos opuestos. El Cardenal es ese vaquero que no pregunta: dispara. Su 4-3-3 es directo, físico desde el primer segundo. De local, sale a arrasar: lanza balones al área como quien pone a volar sillas y mesas en la cantina del pueblo; busca los duelos individuales, el roce, el error rival y provocarlo, ganar el rebote. Muerde.

Es entonces cuando aparece el chacho de la película, Hugo Rodallega, su Colt 45, el goleador del campeonato con 15 disparos certeros. Si Santa Fe logra pegar primero, se repliega y baja Daniel Torres, que se mete como tercer central. Atraviesa la carreta y deja las balas para el contragolpe ya sea en largo o en las galopadas por las bandas de sus caballos Mosquera, Frasica, López o del mismo Rodallega.

Las armas del Medellín para pelear título

El Poderoso es un vaquero distinto. Le gusta preparar y saborear sus tiros. Su 3-5-2 es la posición del que no necesita esconderse detrás de los barrotes de la cárcel defensiva: con sus volantes domina la calle principal del pueblo: la mitad de la cancha. Allí, Hómer Martínez, el sheriff, y su alguacil, Jaime Alvarado, parecen decir mientras muerden un tabaco: “Si los forasteros quieren cruzar, no llegarán al otro lado”.

DIM no es cobarde para nada. Es inteligente. Defiende lejos de su portería, y roba cerca del arco del frente para atacar de inmediato. Y aunque llega a la final con su gran reputación ofensiva, su defensa ha sido su seguro: 11 goles recibidos en el Todos contra todos (la menos vencida) y solo cuatro en los cuadrangulares. Eso sí: le costó acertar, afinar la puntería. Por eso llegó en el octavo vagón a la estación semifinal, pero en su cuadrangular afinó el tino y apretó el pulso: León y el polaco Fydriszcewski fueron su certero rifle Spencer de repetición con dos goles cada uno.

Las botas crujen sobre la hierba. Santa Fe y Medellín se clavan la mirada directo a los ojos con la respiración contenida. Un parpadeo bastará para que todo acabe. Las gotas de sudor brillan bajo sus sombreros. El título se acerca…

Meluk le cuenta…

Gabriel Meluk

Editor de Deportes

@MelukLeCuenta

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