Colombia
“El Plan Secreto de Cristina y Macri: Cómo Enfrentar Desafíos, Traiciones y el Ascenso de Milei”
Cristina Kirchner y Mauricio Macri han decidido este año adoptar roles que anteriormente menospreciaron: la presidencia del PJ y el PRO, respectivamente, las agrupaciones que los llevaron a la cúspide del poder. Ambos se encuentran en circunstancias análogas, rodeados de fracciones y traiciones, así como con la amenaza del ciclón Milei que podría arrastrar sus liderazgos. Este fin de semana, en un curioso paralelismo, ambos se lanzaron a las calles para hacer campaña: uno en San Telmo; el otro, en Recoleta.
Cada uno regresó a lo que los definió durante sus períodos de mayor éxito. La jefa del PJ ofreció un extenso discurso ante un grupo de militantes que la coreaban, mientras el dirigente del PRO optó por los “timbreos” y las fotografías con vecinos y comerciantes. Una pronunció un discurso plagado de consignas políticas y críticas a opositores y aliados; el otro eligió un enfoque más distendido y menos politizado, que culminó en un post compartido y “me gusta” sobre todo por sus seguidores.
En términos similares, ambos reiteraron las coreografías que resultaron efectivas en la última década que culminó hace cinco años.
Como ha indicado el reconocido analista político, Rosendo Fraga, un líder político puede cambiar sus opiniones, sus planes económicos e incluso sus convicciones, pero no su temperamento. Esta es una verdad que tanto Cristina como Macri parecen dispuestos a corroborar con sus recientes acciones.
Cristina, durante su evento en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, se dirigió a un peronismo fragmentado. Comparó la prohibición impuesta por el gobierno de Donald Trump, influenciado por el secretario de Estado, Marco Rubio, para ingresar a EE.UU. con la disputa de Juan Domingo Perón con el embajador Spruille Braden, que ocurrió hace 80 años. Desde esa óptica, criticó a diputados y senadores que están alineados con la Casa Rosada. “Dan lástima”, expresó, lamentándose por el apoyo incondicional que le brindaron a Milei para negociar un acuerdo con el FMI.
Atacó a aquellos en el peronismo que la observan con recelo, respaldada por Máximo Kirchner, La Cámpora y alcaldes como Federico Otermín (Lomas de Zamora) y Federico Achával (Pilar), a quienes vio cercanos a Axel Kicillof, responsabilizándolos de disidencias y traiciones.
“Si los legisladores peronistas de Catamarca, los de Tucumán, aquellos que acompañaron a Sergio Massa en Misiones, o los de Salta hubieran votado conjuntamente con el peronismo y otras fuerzas políticas, este cheque en blanco no existiría”, aseguró.
Cristina se enfocó especialmente en el gobernador Raúl Jalil, a quien acusó de haber recibido, tras votar a favor del acuerdo con el FMI, el traspaso de una mina de rodocrosita. “¿Cómo le pagó Carlos Menem a Néstor Kirchner por el respaldo a la privatización de YPF? ¿De dónde provinieron los célebres fondos de Santa Cruz?”, cuestionó un peronista de larga trayectoria.
Asimismo, mencionó las divisiones que surgieron dentro de la bancada kirchnerista en la Cámara alta, recordando que “algunos despachos de la Casa Rosada ya anticipaban que habría…
Dirigió así su reproche hacia la disidencia de los senadores Fernando Salino (San Luis), Carolina Moisés (Jujuy), Guillermo Andrada (Catamarca) y Fernando Rejal (La Rioja), quienes constituyeron el interbloque “Convicción Federal“, y que estuvieron al borde de ser expulsados por instrucciones de CFK, aunque fueron respaldados por el formoseño José Mayans, quien ha resistido la presión de la presidenta del PJ y de su verdadero aliado, el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán.
Con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, Cristina sostiene una confrontación abierta debido a su decisión de avanzar hacia un proyecto presidencial para 2027. Nunca recuperó la relación con el riojano Ricardo Quintela y sus tensiones con el tucumano Osvaldo Jaldo son diarias. Gerardo Zamora, de Santiago del Estero, está más enfocado en sus propias prioridades, al igual que el pampeano Sergio Ziliotto y el fueguino Gustavo Melella, quienes están centrados en sus políticas regionales.
Sin el apoyo de gobernadores, con menos de 20 senadores “puros” y menos de 70 diputados, Cristina Kirchner depende de las próximas elecciones para reafirmar su liderazgo en el PJ. Cuenta con el respaldo de los intendentes del Conurbano, La Cámpora, una fracción menor del sindicalismo, y el piquetero Juan Grabois, quien se ha declarado candidato a diputado y no aceptará otro puesto que la cabeza de la lista. “De lo contrario, irá por su cuenta”, señalaron cercanos a él.
Recientemente, hubo información sobre un encuentro privado entre Máximo Kirchner y Kicillof en busca de un acuerdo. “No sabemos nada”, comentaron fuentes de ambos lados a Infobae, pero no negaron la posibilidad. El desafío es gestionar el pequeño pago de disidencias, traiciones y el huracán Milei.
En cuanto al ex presidente, la situación tampoco es sencilla. Se enfrenta a las consecuencias de la fragmentación de Juntos por el Cambio, la coalición que lo condujo al poder en 2015. Si Cristina Kirchner implementa su estrategia en la provincia de Buenos Aires, el campo de batalla de Mauricio Macri es la ciudad de Buenos Aires. Allí se pueden observar las divisiones más notables, que se manifestarán en las listas que se presenten para las elecciones anticipadas del 18 de mayo.
Macri competirá bajo su propia marca, Buenos Aires Primero, que incluye al PRO, el Partido Demócrata, UNIR, el Partido de las Ciudades en Acción, el Partido Encuentro Republicano Federal de Miguel Ángel Pichetto y el Movimiento Integración y Desarrollo de Oscar Zago, conocido como el “diputado pugilista”, que fue el primer presidente del bloque La Libertad Avanza en la Cámara baja.
Sin embargo, el ex presidente y su primo, Jorge Macri, jefe de gobierno porteño, tendrán que hacer frente a los libertarios. Estos están decididos no solo a ganar las elecciones, sino también a adueñarse del partido amarillo. Este es un objetivo clave, ya que en Casa Rosada creen que, si quedan en segundo lugar, podrían imponer condiciones en la conformación de las listas nacionales para las elecciones de octubre.
por las avenidas de Recoleta
El dirigente del PRO deberá enfrentar un contexto sin precedentes debido a la fragmentación: con el 25% inquebrantable del kirchnerismo en la ciudad de Buenos Aires, es probable que eso le sea suficiente para conseguir la victoria. Este resultado no sería desfavorable para los libertarios, si logran superar al partido amarillo.
¿Cómo se ha llegado a esta circunstancia, que obliga a Mauricio Macri a salir a tocar puertas? Patricia Bullrich, la última postulante presidencial de JxC, respaldará al candidato de LLA, mientras que Horacio Rodríguez Larreta formó la coalición Volvamos Buenos Aires, junto con el Partido Federal y Confianza Pública de Graciela Ocaña, para presentarse como primer candidato a legislador.
A estas divisiones se añadirá que el senador nacional Martín Lousteau competirá con el Frente Evolución, que incluye a la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el GEN y a independientes. También la Coalición Cívica de Elisa Carrió propondrá a Paula Olivetto.
En las últimas elecciones de medio término, en 2021, Juntos por el Cambio obtuvo un 46.2% -incluyendo a Macri, Bullrich, Larreta, Lousteau y Carrió- mientras que el kirchnerismo alcanzó un 25.1%, La Libertad Avanza logró un 16.5%, y la izquierda del FITU un 7.8%.
El reto que afronta Macri es conservar la mayor cantidad posible de votantes de hace cuatro años. Es consciente de que será una misión difícil, por lo que compartió con su círculo cercano una directriz que se ha vuelto fundamental: “A partir de ahora, todos somos candidatos, aunque no estemos en la boleta”. Por esta razón, los nombres que se están mencionando para la lista son ministros o legisladores, una estrategia nostalgica pero con un matiz de renovación.