Economia
La paradoja del consumo: en medio del pesimismo económico, el gasto de los hogares crece. ¿Por qué?
“En los últimos trimestres, se observa una aceleración del consumo asociada a la mejora a los mayores ingresos reales, la reducción de las tasas de interés del consumo y la mejora de la confianza de los consumidores. Desde el tercer trimestre de 2024, el consumo de hogares crece a tasas superiores al PIB y actualmente se ubica en niveles que superan ampliamente su tendencia prepandemia”, afirma César Pabón, director de Estudios Económicos de Corficolombiana.
De acuerdo con cálculos de Camilo Pérez, jefe del área de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, el consumo de los hogares está pesando alrededor de un 76 % de la economía, cuando antes de la pandemia esa cifra era más cercana al 68 %.
Durante el primer semestre, el consumo de los hogares creció casi un 3,8 %, señala Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital, “muy cercano al promedio histórico, desde el año 2000”.
Sin embargo, esta situación genera una preocupación y una inquietud. La preocupación es que la economía crece basada en el gasto y no en la inversión, hecho que han advertido los analistas. De hecho, en una entrevista a SEMANA, Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente de la Junta Directiva del Grupo Aval, “un crecimiento que se basa en consumo, pero no en la inversión, es un crecimiento efímero”, advirtió.
Velandia estima que la inversión privada está rondando el 11 % del PIB, en los niveles más bajos desde finales de los 90, situación que estaría relacionada con altas tasas de interés y riesgos regulatorios en los últimos años alrededor de los principales sectores estratégicos del país.
Según el más reciente Gallup Poll de Invamer muestra que para tres de cada cuatro colombianos (75%) la situación de la economía empeora y solo para el 19% mejora. Además, para el 83% de los encuestados el costo de vida está empeorando y solo el 12% considera que mejora.
¿Qué explica que en un escenario de profunda incertidumbre y de perspectivas negativas en materia económica por parte de los ciudadanos el gasto de los hogares crezca? En especial cuando este no es un hecho exclusivo de Colombia.
La respuesta al parecer la trae un estudio global de la consultora internacional Boston Consulting Group (BCG). En él, plantea que, si se pregunta a los consumidores sobre las perspectivas económicas generales de su país, su respuesta es, en el mejor de los casos, discreta. Si se les pregunta si seguirán aumentando su gasto, su respuesta es contundente: “en cada país que cubrimos, la intención de aumentar el gasto se ha mantenido estable o ha aumentado”, asegura la firma en su informe.
Las encuestas del Radar Global del Consumidor de BCG, así como el Centro de Macroeconomía de la compañía, han explorado esta aparente dicotomía: “un pesimismo económico persistente junto con una intención de gasto firme y consistente. Ambos equipos han concluido que la confianza del consumidor no puede utilizarse para medir las tendencias macroeconómicas. Los consumidores no suelen predecir las tendencias económicas generales de forma realista; en consecuencia, sus respuestas previstas a dichas tendencias no son realistas”, afirma el estudio.
Agrega que, al mismo tiempo, los consumidores tienen una percepción clara y coherente de su bienestar financiero personal y ajustan sus patrones de gasto en consecuencia. “Por lo tanto, dice el BCG, si bien no podemos usar sus percepciones sobre la macroeconomía para predecir cambios en la economía en general, sí podemos comprender y monitorear sus percepciones sobre la microeconomía y sus patrones de gasto. Estos conocimientos tienen un valor significativo para las marcas”.
El gasto del consumidor está influenciado por una combinación compleja de factores, cada uno de los cuales contribuye a las decisiones sobre el gasto.
Primero, para los consumidores, las tendencias macroeconómicas tienden a ser algo distantes. Los factores microeconómicos más cercanos y otros factores motivacionales influyen significativamente en el gasto.
En segundo término, si bien la percepción económica general no se correlaciona directamente con el gasto del consumidor, sí parece influir en el ‘tipo’ de gasto. “En mercados como India y China, donde la percepción económica es la más optimista de los países que analizamos, el 68% y el 67% de los consumidores, respectivamente, planean realizar gastos deliberados (aprovisionamiento, compra de regalos, etc.). En mercados con una percepción más débil, el gasto es más moderado y es probable que los aumentos se deban a la necesidad, lo que refleja el aumento de precios. La intención de gastar deliberadamente oscila entre el 30% y el 47% en los demás países analizados”.
Un tercer factor es que las condiciones económicas personales, como los niveles de ingresos y el ahorro, son más tangibles y tienen una mayor correlación con el gasto de los consumidores. “Los grupos de bajos ingresos se muestran más cautelosos que los de mayores ingresos, explica el estudio. Este comportamiento —el sentimiento de gasto del consumidor, fuertemente asociado con la situación personal de los consumidores— se ha mantenido constante a lo largo del tiempo”.
Además, advierte el análisis del BCG que eventos específicos pueden causar ajustes notables en los patrones de gasto, especialmente eventos con impacto financiero directo, como aumentos de precios anticipados por aranceles. “Informes anteriores mostraron indicios tempranos de este cambio, y la tendencia continúa: el 75% de los consumidores afirma que planea racionalizar sus gastos ante el aumento de precios”, anticipa la consultora.
Pone como ejemplo que, incluso durante los peores momentos para los consumidores, como el confinamiento en tiempos de pandemia, los datos muestran que la confianza del consumidor refleja la inminente contracción del mercado.
Esta tendencia constante en las reacciones a las fuerzas del mercado con el impacto personal, refuerza la necesidad de una visión desagregada del sentimiento del consumidor.
¿Esto qué significa? Los ajustes de gasto no se distribuyen equitativamente entre categorías. “Productos básicos como alimentos frescos y cuidado personal tienden a mantenerse resilientes. En cuanto a categorías discrecionales, como mejoras para el hogar y electrodomésticos, los consumidores seguirán gastando, pero podrían optar por marcas más económicas. Las compras impulsivas podrían ser menos frecuentes. Este comportamiento no es meramente reactivo, sino deliberado y estratégico: los consumidores priorizarán, tomando decisiones intencionales sobre dónde mantener el gasto y dónde ajustarlo”, afirma el informe. Y agrega que se ve, lo que llamó que el contexto impulsa las necesidades y las compras.
Finalmente, considera el BCG que la mentalidad de racionalización seguirá siendo más predominante entre las cohortes de menores ingresos en diversas categorías. “Por el contrario, se espera que las cohortes de mayores ingresos tomen decisiones de gasto que varíen según la categoría; es probable que sigan gastando, incluso en compras impulsivas”.