‘No hay razón para terminar el acuerdo arancelario automotor con Brasil’

El 17 de julio del año pasado, el Ministerio de Comercio Exterior les notificó a las autoridades de Brasil su intención de no continuar con el pacto de ‘cero arancel’ para vehículos procedentes de ese país a partir del 13 de octubre de este año. En consecuencia, Colombia impondrá un nuevo impuesto del 16,1 %, que encarecería inmediatamente el precio final al consumidor local de vehículos provenientes de ese país.

Inicialmente, lo acordado entre Colombia y Brasil fue un cupo anual de 50.000 vehículos con cero arancel de ingreso, prorrogable cada dos años, el cual desembocó en una cascada de modelos de alta rotación pertenecientes a marcas con fábricas en ese país, como Toyota, VW, Chevrolet o Fiat, que desde la firma del acuerdo se han valido de ese TLC provisional para ofrecer productos con equipamientos atractivos y precios beneficiosos.

Le preguntamos a Eduardo Visbal, vicepresidente de Comercio Exterior de Fenalco, en qué estado se encuentra ese pacto a cuatro meses de vencerse el plazo para frenarlo o prorrogarlo y cuáles serán las consecuencias reales si se impone lo primero.

A punto de vencerse el plazo dado por el Gobierno Nacional para ‘bajarse del bus’ con el acuerdo arancelario pactado con Brasil, ¿en qué va la negociación entre ambos países?

La situación actual es de total estancamiento. A la fecha no se han producido avances significativos en las negociaciones bilaterales. Aunque Brasil envió una propuesta de renegociación para mantener el acuerdo vigente, el contenido de dicha propuesta no fue considerado viable ni conveniente por parte del Gobierno colombiano. En consecuencia, Colombia no ha respondido con una contrapropuesta concreta ni ha mostrado disposición para entablar un diálogo formal. El tiempo avanza y, si no se actúa pronto, se corre el riesgo de que el acuerdo se cancele automáticamente, lo que traería consecuencias negativas tanto para el sector automotor colombiano como para la relación comercial bilateral.

¿Qué argumenta Brasil frente a esta decisión del Gobierno colombiano?

La denuncia del acuerdo por parte del exministro Reyes fue sorpresiva y unilateral. El argumento central del Gobierno colombiano para terminar el acuerdo se basa en la existencia de una balanza comercial deficitaria con Brasil. Sin embargo, es una realidad que Colombia mantiene saldos negativos en su balanza comercial con múltiples socios comerciales, no solo con Brasil. Por tanto, utilizar esta razón para deshacer un acuerdo bilateral resulta inconsistente y envía un mensaje contradictorio al entorno internacional sobre la estabilidad de los compromisos comerciales de Colombia.

¿Por qué el Gobierno Nacional insiste en acabar con el acuerdo? ¿Qué han dicho al respecto? ¿Qué tan receptivo ha sido frente a las recomendaciones del sector automotor sobre esta decisión?

El argumento principal es el tema de la balanza deficitaria con Brasil. Desde el sector automotor hemos encontrado una actitud poco receptiva por parte del Gobierno. No se ha evidenciado una estrategia de fondo que respalde esta decisión ni una evaluación técnica del impacto que puede generar la terminación del acuerdo.

¿Cuál ha sido el papel de Fenalco frente a las autoridades y el sector?

Fenalco, al representar al 98 % de los importadores de vehículos a nuestro país, ha asumido un rol activo como vocero, liderando la discusión desde el sector privado. Durante hace ya casi un año hemos sostenido múltiples reuniones, tanto en Colombia como en Brasil, con autoridades gubernamentales, buscando tender puentes de diálogo, y también en articulación con nuestros colegas del gremio del sector automotor brasileño, Anfavea. Sostuvimos reuniones con el viceministro Quintero y la ministra (e) Rusinque, pero hasta ahora no hemos recibido señales claras de disposición al diálogo por parte del Gobierno.

Sabemos, por información no oficial, que el Gobierno le ha planteado a Brasil la posibilidad de instalar una planta automotriz en Colombia, como condición para mantener el acuerdo. Aunque puede ser interesante a largo plazo, no es viable en el corto ni mediano término, dada la magnitud de la inversión, la incertidumbre jurídica, el tamaño del mercado y los requisitos de desempeño que están prohibidos. En paralelo, algunas marcas están evaluando qué autopartes podrían adquirirse localmente, pero estos procesos industriales requieren años de preparación. Mientras tanto, Fenalco y Anfavea preparan una carta dirigida a los ministros de Comercio de ambos países con el fin de solicitar formalmente que se retomen las negociaciones y se evite una ruptura definitiva del acuerdo.

¿Cuál es la participación de las marcas que llegan de Brasil dentro del total de las importaciones de vehículos?

Durante el 2024, Colombia importó más de 173.000 vehículos, de los cuales aproximadamente 34.000 unidades provinieron de Brasil, lo que representa el 20 % del total de vehículos importados al país. Entre las marcas con mayor participación en estas importaciones se encuentran Renault, con el 23 % del total de vehículos importados desde Brasil; Toyota, con el 22 %; Porsche Colombia (VW), con el 21 %; General Motors (Chevrolet), con el 16 %, y Automotriz Italoamérica (Fiat), con un 5%. Estas cifras reflejan la relevancia de la oferta brasileña dentro del abastecimiento de vehículos para Colombia. Además, muchos de estos modelos son altamente valorados por los consumidores colombianos por su relación calidad-precio y por su disponibilidad en versiones adaptadas a las condiciones del mercado local.

¿Cuáles serían las afectaciones reales para esas marcas y modelos si se eliminan las condiciones preferenciales de importación desde Brasil?

La principal consecuencia sería un aumento significativo en los costos de importación por la pérdida del beneficio arancelario, que se trasladaría al precio final para el consumidor, lo cual claramente reduciría la competitividad de estas marcas frente a otras que sí mantengan acuerdos vigentes con Colombia. Esto significa que las marcas probablemente deberán reconfigurar sus portafolios, y probablemente también suspender el envío de ciertos modelos, afectando la variedad de la oferta y provocando retrasos en las entregas. También podrían verse afectados los concesionarios, talleres, servicios de posventa y la cadena de distribución que depende de estas importaciones.

Esta situación impactaría negativamente tanto el empleo directo como indirecto vinculado al sector.

Una consideración crucial, que desde el inicio hemos expresado con claridad, es que esta medida no se traducirá en un mayor recaudo para el Estado colombiano. Lo que probablemente ocurrirá es que las marcas dejarán de traer ese volumen de vehículos desde Brasil y, en su lugar, buscarán abastecerse desde otros países con los que Colombia sí tiene acuerdos comerciales vigentes. Por tanto, no habrá un ingreso adicional por concepto de aranceles, sino un reacomodo del origen de las importaciones, con posibles costos logísticos y operativos adicionales, pero sin beneficio fiscal significativo. En otras palabras, no se generará un aumento en el recaudo tributario, pero sí se corre el riesgo de desincentivar el comercio con uno de nuestros principales socios y de afectar a consumidores y empresas locales sin una ganancia clara para las finanzas públicas.

¿A qué porcentaje corresponde la importación de vehículos frente al total del comercio bilateral entre Colombia y Brasil?

De acuerdo con las cifras disponibles del Dane y LegisComex, a cierre del 2024 las importaciones de vehículos desde Brasil representaron aproximadamente el 10% del total del comercio bilateral entre Colombia y Brasil en 2024. Este porcentaje varía año a año dependiendo de las condiciones cambiarias, la demanda interna y la dinámica de los acuerdos comerciales. Sin embargo, es un componente relevante dentro de la balanza comercial bilateral, no solo por el valor de las unidades, sino por el impacto que tiene en la cadena productiva y de servicios.

Las ventas de vehículos están experimentando un crecimiento este año. ¿A qué se debe este repunte? ¿Se mantendrá?

El sector automotor ha mostrado señales de recuperación en lo corrido de este año. Este crecimiento se debe a varios factores, como la estabilidad en la tasa de cambio, lo que le da confianza al importador; la reducción en las tasas de interés, que ha facilitado el acceso al crédito vehicular y una mayor confianza del consumidor frente a la economía en general. A pesar de estos elementos positivos, el crecimiento aún es moderado y frágil. Existen riesgos que podrían afectar la tendencia, como decisiones de política comercial que introduzcan incertidumbre (como la eliminación del acuerdo con Brasil), nuevos impuestos al sector o eventos económicos globales que afecten la cadena logística. Por ello es fundamental brindar estabilidad, seguridad jurídica y reglas claras al mercado.

¿En qué está el tema de las homologaciones luego del aplazamiento? ¿El Gobierno cambiará o es solo seguir dándole largas al asunto?

El tema de los reglamentos técnicos sigue en evaluación por parte del Gobierno y tanto a Fenalco como al resto de gremios del sector automotor a nivel mundial nos preocupa que el Gobierno aún no ha definido con claridad si realizará un cambio estructural o simplemente seguirá extendiendo los plazos para su implementación. La falta de certeza en este aspecto y la afectación para el estándar FMVSS (Normas Federales de Seguridad de Vehículos Motorizados), que certifica la idoneidad de los vehículos y sus componentes, preocupa a los importadores, pues sin una normativa técnica consolidada se corre el riesgo de frenar la entrada de nuevos modelos al país o encarecer el proceso.

Fenalco insiste en la necesidad de contar con un marco técnico que sea estable, actualizado, acorde con los estándares internacionales y aceptando los estándares FMVSS.

José Clopatofsky – Director Revista Motor

EL TIEMPO