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La Policía Metropolitana (MPD, por sus siglas en inglés), junto con las agencias federales encargadas de ayudar a frenar el crimen en la capital de la nación, están luchando por definir roles y estrategias tras la decisión del presidente Donald Trump de declarar una emergencia por crimen y federalizar la fuerza policial de Washington, dijeron varias fuentes a CNN.
“Vamos a restaurar la ciudad para que vuelva a ser la reluciente capital que todos quieren que sea”, dijo Trump en la Casa Blanca el lunes. “Va a ser algo muy especial”.
Pero parece que hubo poca comunicación antes de la conferencia de prensa de Trump: la alcaldesa de Washington y la jefa de policía no se enteraron de la toma de control hasta que vieron a Trump anunciarlo en vivo. Esto ha provocado confusión sobre quién lidera ahora la MPD, cómo cambiará su estrategia policial y de qué manera los agentes federales —muchos de los cuales no están entrenados para la vigilancia comunitaria— van a interactuar con los oficiales locales.
Durante una conferencia de prensa aparte, la alcaldesa Muriel Bowser dijo que estaba tratando de concertar una reunión con la secretaria de Justicia, Pam Bondi, quien, según Trump, supervisaría la implementación de su decreto. También sostuvo que la jefa de policía Pamela Smith seguiría dirigiendo el departamento y reportando a Bowser a través de la vicealcaldía.
“Nada en nuestro organigrama ha cambiado”, dijo Bowser. “Y nada en el decreto indicaría lo contrario”.
Esta es la primera vez que un presidente ha usado la Sección 740 de la Ley de Autonomía para federalizar la Policía Metropolitana del Distrito de Columbia, dijo la doctora Heidi Bonner, directora del Departamento de Justicia Penal y Criminología en la East Carolina University.
“Definitivamente es difícil decir qué significa esto”, comentó, agregando que es “una pregunta abierta” quién está a cargo.
“¿Sigue estando la jefa de policía a cargo del departamento una vez que se ha federalizado?”, preguntó Bonner. “Y, por supuesto, todo esto está mezclado con la naturaleza única de Washington como distrito y no como estado. Hay diferentes autoridades: el presidente actúa como gobernador a todos los efectos cuando se trata de la Guardia Nacional”.
Al ser preguntado por la confusión sobre cómo se gestionará ahora el Departamento de Policía Metropolitana (MPD), el Departamento de Justicia destacó partes del decreto de Trump que establecen: “La alcaldesa prestará los servicios de la Policía Metropolitana que la secretaria de Justicia considere necesarios y apropiados”.
Sin embargo, aún no está claro cómo se implementará en la práctica este acuerdo.
El decreto también indica que la secretaria de Justicia informará a Trump si se requieren nuevas medidas del presidente.
Bowser pareció resignada a que la decisión de Trump entre en vigor, dado el estatus de la ciudad. Demócratas prominentes llamaron a Bowser y su oficina el lunes para ofrecer apoyo, pero indicaron que poco podían hacer para detener la toma de control.
“No quiero minimizar lo que se ha dicho y no quiero minimizar la intrusión en nuestra autonomía”, declaró Bowser. La alcaldesa también calificó la medida como “perturbadora y sin precedentes”, y abogó por la estadidad de Washington para evitar acciones unilaterales del presidente.
La jefa de policía Smith dijo que tenía previsto reunirse por primera vez con enlaces federales después de la conferencia de prensa para comenzar a “crear un plan operativo”.
Trump activó a 800 soldados de la Guardia Nacional de Washington, de los cuales hasta 200 miembros serían asignados a apoyar a las fuerzas del orden, según el Departamento de Defensa (DOD, por sus siglas en inglés).
“Las funciones de ese personal incluyen roles administrativos y logísticos, así como proporcionar presencia física en apoyo a las fuerzas de seguridad”, dijo el DOD.
La medida unilateral contrasta fuertemente con cómo Trump culpó a otros, incluida Bowser y la entonces presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, por no desplegar a la Guardia Nacional el 6 de enero de 2021, antes de que simpatizantes de Trump irrumpieran en el Capitolio de EE.UU.
Durante el fin de semana, Trump ya había movilizado a agentes de varias agencias federales para empezar a ayudar a la MPD en la vigilancia de ciertas áreas en Washington, incluyendo hasta 130 agentes del FBI para patrullar junto con la policía de Washington como parte del aumento de la presencia federal, según dos personas familiarizadas con el despliegue.
No es típico que los agentes del FBI patrullen con la policía local, y los agentes a menudo no están entrenados para la vigilancia comunitaria y operan bajo políticas diferentes —incluyendo el uso de la fuerza letal— que podrían crear problemas en el terreno, dijeron dos fuentes federales de las fuerzas del orden a CNN. Debido a esto, emparejar agentes federales con oficiales para patrullar la capital podría presentar una situación en la que cada miembro del equipo deba responder de manera diferente a una amenaza potencial, según la política de su respectiva agencia.
En el FBI, el plan para desplegar agentes a patrullar las calles de Washington ha generado preocupación por la escasez de recursos y la seguridad de los agentes que no están entrenados para patrullas policiales de rutina, según múltiples fuentes.
Quitar a los agentes de sus investigaciones diarias para patrullar la ciudad implicaría el riesgo de no abordar adecuadamente otros delitos graves como terrorismo, amenazas de contrainteligencia extranjera, intrusiones cibernéticas y la epidemia nacional de fentanilo, dijeron las fuentes.
“No es complicado: si estamos haciendo (vigilancia policial), no estamos cubriendo esas otras amenazas”, dijo una fuente.
Los agentes federales también suelen estar solo mínimamente entrenados en la realización de detenciones de vehículos, lo que sigue siendo uno de los aspectos más peligrosos del trabajo de un agente de policía. A diferencia de los encuentros rutinarios de la policía con sospechosos, que pueden involucrar solo a uno o dos oficiales, cuando agencias como el FBI realizan un arresto, normalmente planifican la operación meticulosamente con antelación y la ejecutan con un equipo de agentes que supera ampliamente en número al sospechoso.
Durante las dos conferencias de prensa del lunes, Trump se mantuvo firme en que el crimen en Washington está fuera de control, a pesar de los datos que sugieren que ha disminuido en los últimos años, y Bowser afirmó con firmeza que Washington “no está experimentando un aumento del crimen, sino una disminución”.
Independientemente de las tasas actuales de criminalidad, Bonner señaló que la orden de Trump tiene un límite de 30 días y dijo que cualquier impacto a largo plazo sobre el crimen es dudoso.
“No se puede tener un efecto a largo plazo sobre el crimen con acciones rápidas como esta porque no se abordan las causas de raíz”, dijo Bonner. “Al final de los 30 días, será interesante ver qué ha hecho para reducir aún más la tasa de criminalidad, o cualesquiera que sean los objetivos de esta operación, y qué podrían intentar hacer en el futuro para lograr soluciones a largo plazo”.
“Porque, nuevamente, no vas a afectar el crimen a largo plazo sin abordar los síntomas de los delitos”, dijo Bonner.