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¡campeones para la eternidad! (Meluk le cuenta)

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La noche de este domingo ya es eternidad para Santa Fe, para su pueblo, para Hugo Rodallega, su inmenso capitán. La décima estrella se bordó anoche en Medellín con sangre, garra y lágrimas, las de Rodallega, el ya gran capitán inmortal cardenal. Lesionado, con una pierna menos y listo para ser sustituido al minuto 77, gritó: “¡No me salgo, me quedo, me aguanto!”. Y se quedó y aguantó.

Y entonces, vino la magia para escribir la historia reciente más increíble y heroica del fútbol colombiano: Edwar López, el más criticado y vilipendiado del equipo a lo largo de la campaña, corrió por la derecha en una galopada inolvidable y sirvió el balón en el temible pase de la muerte. ¡Por algo le dicen así! Y Hugo, el león herido y cojeando, remató con su pierna derecha adolorida, con la pierna que arrastraba, y con el alma y el corazón anotó. ¡Goooool! ¡Gooool! Remontada 1-2, título, historia, leyenda y eternidad. Sí, eternidad como el gol de Pandolfi en 1975, o el de Copete en el 2012 para volver a ser campeones tras 37 años de derrotas, o los penaltis de desempate de la final con coronación en la Sudamericana del 2015.

Alexis Zapata Foto:AFP

“El cementerio del fútbol está lleno de favoritos”, dijo hace apenas unos días Renato Paiva, el técnico del Botafogo brasileño, al vencer al sensacional PSG en el Mundial de Clubes. ¡Qué razón tiene! Lo acaba de hacer Santa Fe otra vez , que no era el candidato en las quinielas ni en los titulares ni en los debates de los sobreanalistas que repiten quiénes son los ‘mejores’. 

Décima estrella y cielo rojo 

Santa Fe campeón. Foto:Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Y los ‘mejores’ eran América, Millonarios y Nacional, y en la final, era el Medellín. Todos ellos, con las manos vacías. Y más, que empezó perdiendo de visitante. ¿Cómo no va a ser mejor el equipo que en igualdad de condiciones y bajo las mismas reglas termina levantando el trofeo de campeón e ilumina su cielo rojo con su décima estrella?

Hinchas de Santa Fe campeones Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO

Sí, es verdad que clasificó de sexto a las semifinales, entre las dudas de un plantel corto, sin variantes de juego y con un DT inesperado que empezó de caída en caída. Y cuando llegó la hora de la verdad –estos ocho partidos que encienden las luces de la gloria–, el León fue más fiero y hambriento de triunfo que nunca. No se arrastró. No apeló al azar. Ganó limpito. Un merecido campeón.

Ser rolo, ser bogotano, ser santafereño

Harold Santiago Mosquera Foto:Jaiver Nieto. EL TIEMPO

Este título es un espejo de lo que significa ser rolo, bogotano: el equipo pareció reservado o indiferente al principio, pero se acopló a los cambios, a los 3 técnicos que tuvo, y salió adelante en medio del caos, del trancón y su estruendo de pitos y sirenas. Así llegó a la final y al título: lejos de los reflectores mediáticos de luz azul. No fue Falcao. Fue Rodallega.

El campeón no solo es la ‘Pasión de un pueblo’, lo encarna. Desde los salones de terciopelo del Gimnasio Moderno y la Universidad del Rosario donde nació, hasta los barrios Las Cruces y Matatigres donde revientan los goles en las mechas del tejo y las canastas de pola. Como dice la cumbia ‘chucuchucu’ de Gabriel Romero: “Yo te quiero, Santa Fe: vas a alcanzar otra estrella que ilumine a toda la capital”, esta capital de ajiaco y changua, de paraguas, tintico y aguardiente. 

Hoy, Santa Fe no está 2.600 metros más cerca de las estrellas: es la mismísima estrella, es Hugo Rodallega, el capitán en lágrimas y lesionado que anotó el gol más impresionante, el más eterno para el León desde ya y por los siglos de los siglos…

Meluk le cuenta

GABRIEL MELUK

Editor de DEPORTES

@MelukLeCuenta

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