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Subir el salario mínimo sin perder empleo: ¿lo está logrando Colombia en 2025? | Noticias hoy | Noticias Colombia

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El debate sobre el aumento del salario mínimo no es nuevo. Hay quienes quieren que este aumente considerablemente porque representa un beneficio directo para los y las trabajadoras. Hay quienes quieren subirlo poco para que no se incrementen los costos de las empresas, y otros cuantos que piden un aumento mesurado porque, al subir el salario, lo hacen también los productos que consumimos, es decir: la inflación aumenta.
Con respecto a esto y después de su más reciente decisión de política monetaria, el Banco de la República (BanRep) advirtió que la inflación en Colombia seguirá bajando, pero lo hará más lento de lo esperado y alcanzará la meta del 3 % en los próximos dos años.
Uno de los factores que afectarían esta dinámica sería el aumento que el salario podría llegar a tener en los años siguientes.
En las minutas de julio, se deja constancia de la proyección de “una inflación total y básica de 4,7 % y 4,2 % para 2025 y de 3,2 % y 3,3 % para 2026 respectivamente”.
Sin embargo, se advirtió que en la cifra pueden incidir factores de riesgo inflacionario como “faltantes de financiamiento del déficit fiscal o de la cuenta corriente de la balanza de pagos que presionen al alza la tasa de cambio”.
Además, hicieron énfasis en la incidencia que podría llegar a tener un incremento significativo del salario mínimo para el año 2026, “en línea con lo ocurrido en años anteriores constituiría nuevamente un obstáculo para acercarse a la meta de inflación”.
En contraste con la proyección, explicaron que los incrementos en el salario mínimo real en los tres años anteriores no han afectado a la inflación como ellos lo habían previsto. Por el contrario, “han contribuido a la reducción de los indicadores de pobreza, como se evidencia en la tasa de desempleo decreciente y reducción de la pobreza monetaria”.
A través de un comunicado publicado este viernes, el Ministerio de Hacienda se refirió al tema afirmando que “Colombia ha logrado un equilibrio clave entre el salario mínimo real, la inflación contenida y el aumento de empleo”.
Desde el Gobierno se argumenta que esto se debe a la relativa tendencia a la baja que ha tenido el país.
Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), al cierre de 2024, la inflación se ubicaba en 5,20 %, mientras que en la comparación anual de junio de 2025, la cifra se ubicó en 4,82 %. Sin embargo, en el reporte más reciente, esta se ubicó en 4,90 %, incrementándose ligeramente.
“Desde 2022, el salario mínimo legal en Colombia ha venido aumentando de forma sostenida[…]. Ese año, el incremento fue del 10,7 %, en un contexto de recuperación económica post pandemia cuando muchas empresas cerraron sus puertas y se perdieron empleos y formas de ingreso, llevando a un marcado declive económico a nivel global. En 2023, el ajuste alcanzó un 16 %, uno de los más altos en la historia reciente, y para 2024, el aumento fue del 12,07 %, lo que ubicó el salario mínimo mensual en $1.160.000. Finalmente, en 2025, el salario mínimo se mantuvo en $1.423.500, evidenciando un nuevo incremento orientado a mejorar la calidad de vida de los y las trabajadoras”, explica el ministerio.
¿Cómo entra en juego el desempleo?
Según el Ministerio de Hacienda, la tasa de desocupación pasó de 11,2 % en 2022 a 8,6 % en junio de 2025, lo que refuerza el argumento oficial de que los aumentos recientes del salario mínimo no han impactado negativamente ni la inflación ni el empleo.
Pero la mejoría no se reparte por igual. En Colombia, el desempleo golpea con más fuerza a las mujeres, especialmente en zonas rurales. En junio de 2025, la tasa de desocupación femenina fue de 10,8 %, frente a 6,9 % en los hombres. La informalidad también refleja esta desigualdad: entre marzo y mayo de 2025, el 55,9 % de quienes trabajaron lo hicieron sin un empleo formal; de ellos, más de la mitad eran mujeres, muchas además con cargas de cuidado no remunerado.
Este panorama muestra que, aunque los indicadores macroeconómicos mejoran, persisten brechas estructurales que podrían limitar el alcance real de esos avances, sobre todo en un contexto de inflación nuevamente al alza.
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